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La verdad duele una vez pero la mentira duele siempre


La verdad duele una vez, pero la mentira duele cada vez que la recuerdas; más que nada porque te atrapa, secuestra tus emociones, cuestiona mil verdades y convierte en artificial lo que hasta ese punto se ha vivido y se ha sentido.

De hecho, cuando nos mienten podemos llegar a sentirnos des-realizados, pues el shock de una vivencia falsa o incoherente llega a des-ubicarnos
hasta el punto de sentirnos trastornados con nosotros mismos y con nuestra realidad.

Porque aquellas mentiras que se pronuncian para evitar dolor, al final duelen. Y duelen mucho más que cualquier otro sentimiento, pensamiento o emoción provocados por aquello que se intenta ocultar o maquillar.
Una relación fundamentada sobre la mentira está abocada al fracaso
Debemos saber que aquellas relaciones que no estén construidas con los cimientos de la sinceridad, se comportarán como un castillo de naipes frágil y endeble que puede destruir todo en su derrumbe.

Porque la mentira da cabida a muchos tipos de engaños que cuestionan nuestros sentimientos. Y es que además para mentir no es necesario decir mentiras, basta con actuar falsamente y con ser fiel seguidor de la hipocresía.

La mentira se pronuncia como un elogio de sí misma, pues solo así tendría sentido. Porque quien miente tiene que alabarse por haber logrado entretejer una creencia falsa y haber autorizado a su mente para llevarla a cabo.
Que nos digan la verdad y que nosotros decidamos si nos duele o no
El dolor emocional que genera la mentira a quien no logra justificarla es profundo e inmenso. Sufrimos y lloramos por situaciones que se podrían haber evitado y que, intentando protegernos y casi siempre con buena intención, otros empeoran.

Sin embargo, tanto lo que pueda doler una verdad como lo que nos genere una mentira, generará en nosotros aprendizajes mediados por los daños y por el dolor. Lograremos fomentar nuestra capacidad de decisión, de análisis y de autodeterminación emocional y cognitiva.

Dicho de otra manera, cavaremos otros caminos para salir del túnel, pues aprenderemos más sobre la tierra que nos rodea y la mejor manera de abrirnos paso ante ella.
No obstante, el engaño muchas veces es un recurso que busca protegerse de los peligros de la verdad. Sin embargo, esto genera aún más pesar, pues aquellas mentiras que se pronuncian para evitar el dolor, son las más dolorosas, las que se perciben más retorcidas y devastan lo positivo a su paso.


Aprende a protegerte de la mentira
Debemos pasarle un filtro a aquellas cosas que decimos y que escuchamos, no hacer oídos a todo lo que nos llega y pensar de manera crítica. No olvidemos que muchas veces la gente nos vende la moto con plena consciencia de que el motor está estropeado.

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